Ha pasado algún tiempo pero hay noticias que merece la pena
difundir.
La prestigiosa revista internacional de diseño y arquitectura “AD” (Architectural Digest), ha elegido en uno de sus artículos los que denomina “Los siete templos de la arquitectura”, entre los que se encuentra la iglesia de Santa María de Caná de la madrileña localidad de Pozuelo de Alarcón. El templo, obra del arquitecto Fernando Higueras, fue construido entre 1995 y 1997 íntegramente con ladrillos de Nava de la Asunción. La empresa de materiales de construcción Gres de Nava, suministró los más de millón y medio de ladrillos rústicos utilizados, del que sin duda es uno de los productos estrella de esta cerámica navera.
La prestigiosa revista internacional de diseño y arquitectura “AD” (Architectural Digest), ha elegido en uno de sus artículos los que denomina “Los siete templos de la arquitectura”, entre los que se encuentra la iglesia de Santa María de Caná de la madrileña localidad de Pozuelo de Alarcón. El templo, obra del arquitecto Fernando Higueras, fue construido entre 1995 y 1997 íntegramente con ladrillos de Nava de la Asunción. La empresa de materiales de construcción Gres de Nava, suministró los más de millón y medio de ladrillos rústicos utilizados, del que sin duda es uno de los productos estrella de esta cerámica navera.
“Como en todos estos
grandes proyectos preguntaron a varias casas de ladrillo rústico, pero el
arquitecto se decantó por nosotros porque es un enamorado de este tipo de
ladrillo y ya había hecho alguna obrita con nosotros y por eso se decantó por
el nuestro. De hecho, es el único tipo de ladrillo que tiene toda la iglesia,
tanto en el interior como en el exterior, es el formato más pequeño que
tenemos. Se eligió para dar más márgenes para hacer a la gran cantidad de arcos
que tiene, algunos muy pequeños. Ya que cuanto más grande es el ladrillo, menos
posibilidades tiene de hacer los ángulos de arcos y demás detalles. Por eso
eligieron el más fino, para hacer el mayor número de virguerías arquitectónicas
con más facilidad” señala Miguel García, de Gres de Nava.
Aunque la empresa está acostumbrada a distribuir sus
productos tanto en la provincia de Segovia como fuera de ella, recuerdan como
el encargo de esta iglesia acabó convirtiéndose, en cuanto a cantidad, en la
obra más importante a la que Gres de Nava ha aportado sus materiales de
construcción en toda su historia. “Es sin duda la obra que más repercusión ha
tenido porque no solemos entrar en obras majestuosas, nuestro ladrillo no va a
precio y las grandes constructoras que hacen proyectos faraónicos, casi todas
van a precio. Nos dedicamos más a obras de particulares que tienen gusto por un
ladrillo más bonito. Nuestros materiales no son los más baratos del mercado” señalan.
Desde que les
comunicaron la noticia, han sido numerosas las felicitaciones que han recibido
en la empresa tanto personales como a través de las redes sociales. “Es una revista internacional de prestigio
que se distribuye en todo el mundo. Fue una sorpresa porque teníamos esa obra
con mucho cariño, pero no imaginábamos que una revista como esa, que nosotros
conocíamos de toda la vida por la influencia que tiene, pudiera hacer un
reportaje de una obra que nosotros consideramos como nuestra y muy de Nava,
porque todo lo que se ve es lo que aquí fabricamos”.
Santa María de Caná es un complejo de 4.145 metros cuadrados,
donde según palabras del propio arquitecto de la obra, trató de hacer un templo
que tuviera "algo de antiguo,
intemporal e insustituible, capaz de envejecer con el paso del tiempo
dignamente y con el mínimo deterioro". El templo se puede encuadrar
dentro de la tendencia del constructivismo, siendo catalogado uno de los
templos más singulares del mundo porque además recordar los templos mudéjares,
también evoca aires góticos, con una cúpula que alcanza los veinte metros y una
torre sobre la puerta de acceso principal que alcanza los cuarenta metros de
altura.
Empresa familiar
Gres de Nava sigue manteniéndose como una empresa familiar
con unos orígenes centenarios. En el año 1907, Justo García comenzó su andadura profesional realizando los
primeros ladrillos de forma artesanal, aquellos ladrillos que se tendían en el
suelo y se esperaba pacientemente su secado. Se colocaban en el horno, uno a
uno, y se cocían con ramera u otros materiales que anteriormente se recogieron
de los pinares cercanos.
Jesús García
siguió los pasos de su padre, y a lo largo de su vida fue mecanizando poco a
poco los pasos de la producción. Sus nietos, Eduardo y Justo José, emprenderían la gran expansión del negocio,
con la completa mecanización de la cerámica y la creación en el año 1989 de una
nueva planta dedicada al material gresificado. A partir de esa fecha han sido
constantes las mejoras técnicas, teniendo siempre especial interés en la
calidad garantizada de todos los materiales y en la conservación del medio
ambiente en todos los procesos de producción.
En Gres de Nava, S.L. siempre han querido ser fieles a la
tradición, utilizando solo productos naturales en sus procesos de fabricación,
requiriendo únicamente el agua, la tierra, el aire y el fuego para conseguir un
producto único y de gran belleza, con acabados de distintas tonalidades que
evitan la monotonía de las piezas en serie y hacen honor a su sello de
distinción, “la elegancia de lo natural”.
Respeto al medio ambiente
GRES DE NAVA, S.L., desde su nacimiento, ha tenido muy
presente el tema medioambiental.
A principios de los años 80, los combustibles que hasta ese
momento se utilizaban para la cocción de todos los ladrillos y complementos,
eran el fuel y el carbón. Combustibles éstos, que, por calorías, precio y
suministro, daban una mejor visión y perspectivas de futuro. Sin embargo, en
1982, la empresa empezó a experimentar cociendo con restos de residuos
forestales triturados como la corteza de pino, el serrín, la cáscara de piñón y
la piña. Después de experimentar con este tipo de combustibles y comprobar que
podía ser viable, decidieron cocer siempre con ello y colaborar de esta manera
con la naturaleza, primero por el aprovechamiento de los residuos forestales y
después por la mínima emisión de elementos contaminantes a la atmósfera. La
empresa ha sido además, una de las pioneras en lo que se refiere a la
utilización de biomasa a nivel nacional.
En lo que respecta al otro material que fabrican, el
material gresificado, la cerámica decidió dejar de utilizar el gasóleo por los
agentes contaminantes que producía, pese a tener preparados para ese
combustible los tanques de almacenamiento y distribución, optando por el cambio
a un combustible cuya manipulación era mucho más limpia y menos contaminante en
lo que se refiere a las emisiones de sustancias nocivas a la atmósfera, el gas
propano. Desde finales de 2006 se cambiarían al gas natural, el combustible más
ecológico posible para la cocción de este tipo de materiales que son sometidos
a temperaturas extremas.
Actualmente, siguen tratando de mejorar la calidad de sus
productos, confeccionando nuevas piezas y diseñando futuros materiales para de
esta manera seguir consagrando a Gres de Nava S.L. como una de las empresas
cerámicas con mayor proyección del panorama nacional.