EL PARQUE

Antes del largo y odioso confinamiento, pasé mis últimos días en Nava coincidiendo con los días de carnaval. En aquel último fin de semana de febrero, fueron varias las madres que me comentaron el penoso estado del parque municipal, especialmente de los columpios. Me indicaron que debería echar un vistazo con detenimiento para ver si publicando algunas fotos, “alguien” se hacía eco e intentaba arreglarlos o sustituirlos. Eso fue el domingo de carnaval, el martes siguiente unas pintadas vandálicas aparecerían por medio parque, incluida la entrada y la escultura de cuerpos geométricos, ¡penoso! Más de seis meses después, ahí siguen y los columpios cada vez en peor estado.

La verdad es que, si no te fijas mucho en los columpios, no parecen estar tan desastrosos y el buen estado del césped hace que todavía el parque mantenga una buena presencia. Eso sí, dista mucho de ser el parque que muchos conocimos en todo su esplendor. Ese parque que era la envidia de la provincia, porque había pocos como él, con aquellos canales y columpios espectaculares que hoy, probablemente, no pasarían ningún control de seguridad por temerarios. La dedicación en exclusiva de una persona para el mantenimiento del recinto(el temido y recordado Liquete), hizo que se mantuviera impecable durante muchos años.

REMIENDOS CON CINTA AISLANTE Y BARANDILLAS PARTIDAS

 Duele ver que se sigan haciendo actos vandálicos y nadie lo remedie, incluso las últimas pintadas cuyos vándalos serían tan fáciles de localizar… 


Aunque pensándolo bien, el mayor acto vandálico de los últimos años lo cometió el propio ayuntamiento con la eliminación de los canales de agua, el maravilloso distintivo que hacía a nuestro parque diferente a los demás. Muchas madres se habrán quedado tan a gusto, porque así dejan a los niños jugando con menos vigilancia, pero lo cierto es que estéticamente el parque ha perdido mucho con la eliminación de los canales.

 Se eliminaron los canales, pero se dejaron los puentes, cambiando las barandillas metálicas por otras de madera, las cuales con el paso del tiempo se astillan, se rompen y desaparecen. ¿Alguien las repara? Quizás cada 10 años, porque están que da pena verlas.


Ante las feas calvas del seto de aligustre que rodea el terreno, una decisión acertada ha sido su progresiva eliminación. Al cortarlo más de la mitad, se puede ver desde fuera todo el parque con un simple vistazo y queda francamente bien. La nueva verja junto a la entrada del campo de deportes, tampoco queda mal.

El cuidado del césped es más que correcto, pero da pena ver como se han perdido numerosos e inmensos árboles y nadie se ha planteado reponerlos. Del mismo modo, han desaparecido en su totalidad las tablillas explicativas de las características de cada árbol. No logro entender que se tengan buenas ideas y en cuanto el tiempo o algún desaprensivo las deteriora, no se reparen o repongan. 

Todo tiene que tener un mantenimiento y el parque, exactamente igual. Dar un lavado de cara porque llegue el verano y lo usen un mayor número de personas, no es suficiente. El parque es un gran escaparate de nuestro pueblo y muy concurrido, por eso debería estar impecable. ¿Tan difícil es arreglar o sustituir cuatro columpios que hay ahora? No lo creo. 

 

El escaso interés municipal quizás venga por una "leyenda negra" que hay sobre el parque, sobre las desgracias que ha acarreado a los diferentes ayuntamientos desde que se inauguró un sábado de fiestas de 1975, cuando los centenares de globos que estaban preparados para la ocasión ardieron en cuestión de segundos quemando a multitud de vecinos que abarrotaban la zona. 

Años más tarde, la expropiación de terreno que se hizo para su ampliación, tocó pagarla a precio de oro, tras perder el ayuntamiento en los tribunales. Fueron muchos millones de las antiguas pesetas. Más recientemente tocó talar varios árboles porque las hojas caídas atoraban los canalones del erróneo salón de usos múltiples. Y se podría citar más “desgracias” que han ocurrido en su perímetro y hoy en día en los alrededores del reloj de sol, pero al implicar a personas concretas mejor dejarlo ahí. Y es que ya lo decía una de esas madres: “hasta que no pase una desgracia, no arreglarán los columpios”. Ojalá no sea necesario.   


FEBRERO 2020






En febrero















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