LA FIESTA SIEMPRE

Aunque no me gusta mucho hacer entradas sobre actualidad nacional, no he podido evitar escribir estas líneas para mostrar mi total apoyo a los aficionados a los toros en Cataluña. Sin ser un gran entendido en la “Fiesta”, espero y deseo que no salga adelante esa iniciativa nacionalista que con tantos intereses políticos pretende prohibir las corridas en una comunidad de tan larga tradición taurina.
Es difícil no entrar en el debate de toros sí o toros no, pues cada uno tiene su parecer y múltiples argumentos para defenderlos o detestarlos. Simplemente me voy a centrar en algunos aspectos o experiencias personales que me hacen estar totalmente a favor de un espectáculo que genera gran cantidad de puestos de trabajo, beneficios económicos y que a mi parecer tiene una gran belleza estética que han sabido plasmar innumerables artistas en sus obras.
Además, y como decía recientemente Miguel Bosé, hijo de ese gran torero que fue Luis Miguel Dominguín, si se va contra los toros también se debería ir contra los circos, las granjas de ocas para el foie-gras o de gallinas ponedoras. Y me sorprende que esos defensores de los animales no hayan hecho protestas en Cataluña contra eso que ahora denominamos de forma tan progre en Nava, exaltación de la matanza. Seguro que para ellos hacer una fiesta tras ver a un cerdo gritar y desangrarse hasta la muerte es mucho más ético si hay buenas butifarras como recompensa.

He podido visitar varias ganaderías a lo largo de los años, la última ha sido la finca del ganadero José Escolar (para los menos aficionados, el suegro de José Pedro Prados “El Fundi”) Allí, pude comprobar eso que siempre se dice de los toros de lidia, que nacen y se crían como reyes. Durante cinco años tienen decenas de hectáreas para ellos solos, con veterinarios, mayorales y multitud de personal velando por unos animales que valen su peso en oro. Un oro que al menor contratiempo se puede convertir en bisutería barata si le ocurre cualquier percance a alguno de los astados. Yo recomendaría a todo el mundo, aficionados o no, que si tienen ocasión visiten una de estas fincas. Son auténticas reservas de la naturaleza y paraíso de unos animales que seguramente desaparecerían si no fuera por las corridas de toros.
Por otro lado, cuando se plantea algún debate sobre este tema con mis amistades de Madrid, me doy cuenta de que precisamente los anti taurinos son los que no han tenido una tradición o cultura taurina cercana. Es más difícil estar a favor de los toros si te has criado en una gran ciudad o en un pueblo pequeño sin festejos taurinos en los alrededores.
Y no sé si estaré equivocado pero pienso que hay muy pocos detractores de la llamada Fiesta nacional entre los que hemos nacido y nos hemos criado en Nava de la Asunción. La tradición, las vivencias personales de cada uno, tienen mucho peso, especialmente cuando los diez días más esperados del año tienen como protagonista al toro en todos los festejos más importantes. Personalmente, me resulta gratificante ver como la mayoría de concejales del PP y PSOE de Nava acuden a nuestros festejos taurinos, y seguramente por afición (no obligados como harán muchos en los festejos religiosos). Sin duda, es una satisfacción que al menos en esto compartan una misma opinión o gustos similares y dejen las diferencias políticas a un lado.