Lo primero que quiero hacer es dar
las gracias a Esther y a Juan Antonio por el tiempo que han dedicado a Nava de la Asunción
desde el ayuntamiento. Todo el que desinteresadamente hace algo por el bien de
los vecinos, merece un reconocimiento.
Pero gracias también a los dos por
haber dejado claro de una vez por todas que las formas de hacer política de un
señor como Juan José Maroto son vergonzosas y rozan el absolutismo. Y no porque
lo diga la oposición, muchos vecinos, o el bloguero de turno, esta vez han sido dos amigos, dos compañeros,
dos manos derechas los que han dejado con el culo al aire al alcalde de Nava de
la Asunción. Increíble pero cierto.
Desde estas líneas vamos a tratar de
analizar algunos aspectos de esta crisis municipal nunca vivida antes en Nava y
que han dejado a la vista que el funcionamiento real del ayuntamiento, no está
siendo bueno.
Las primeras señales de que algo
pasaba me llegaron nada más llegar al poder el nuevo equipo de gobierno del
PSOE. Con la decisión de retirar los premios Nava y la Feria de artesanía y
para conocer los motivos, decidí entrevistar tanto a Maroto como a Esther, ya
que teóricamente era la concejala de cultura (teóricamente porque Maroto no
terminaba de repartir las concejalías).
Pues bien, mientras a Esther le parecía perfecto que se entregaran unos premios
al esfuerzo en los estudios y a otros méritos, Maroto pensaba justamente lo
contrario. Esa entrevista seguramente le pasaría factura a Esther porque se
puso en evidencia una diferencias de opinión que no tienen porqué ser malas
pero que Maroto no creo que soportara que salieran a la luz.
En esa entrevista me di cuenta de
que Esther quería trabajar por y para Nava y de que quizás fuera un soplo de
aire fresco y junto al resto de jóvenes concejales, pudieran intentar “desradicalizar”
a Maroto y apartar a su puñetera camarilla del ámbito municipal. Iluso de mí.
Dejando claro que es imposible
cambiar a este hombre o hacerle ver los aspectos naveros desde otro punto de
vista que no sea el suyo, surge otra posible causa de las dimisiones.
Casi todos nos hemos parado a pensar
alguna vez en los últimos años que es incomprensible que por más años que pasen
y por más elecciones municipales que haya, todos los miembros de la listas
popular y socialista vayan cambiando o retirándose y sólo una persona quede
ahí, como una estatua de hielo, como Frodo aferrado a su anillo. ¿No os extraña
que en todo este tiempo, va para 30 años, nadie de su grupo le haya cuestionado
el liderazgo a Maroto? ¡Por supuesto que lo han hecho! Y probablemente en estas
últimas elecciones más que nunca. Pero él no se quiere ir ni a tiros, y
postularse como nuevo candidato/a teniendo en contra al todopoderoso Juan José
Maroto y sus acólitos, no es nada fácil, por no decir imposible. Es mejor
cogerse segundones dóciles, que caigan bien y sean fáciles de controlar. Porque
eso es lo que me parecen Jesús y Victoria, los que entran ahora, buena gente a
los que el regidor mangoneará impunemente a su antojo, porque las personas con
carácter como Juan A. o Esther por muy socialistas y “amigos” que sean, te
pueden salir rana.
Y Enrique y el otro Juan, más de lo
mismo. Dos buenos chicos, que querrán hacer cosas por su pueblo y que al ser
buena gente y menos veteranos en esto de la política, no deben haberse parado a
pensar en la forma de actuar de su jefe. Juan “Botón” es quizás el concejal que
más me sorprende que siga donde está. Cuando me enteré de la dimisión de sus
compañeros, enseguida me puse en contacto con él, porque, como otros muchos,
confundí el nombre con el del otro Juan. No me extrañaba que fuera él quien
hubiera dimitido, porque siempre he pensado que no tiene nada, pero nada que
ver con Maroto.
Y no olvidemos que han sido dos
dimisiones de concejales, otras dos renuncias de candidatos socialistas y otra
posible dimisión que podría llegar no tardando mucho…
Además, recordad que
Almudena está como edil en el ayuntamiento por un tema profesional y ha dicho
en repetidas ocasiones que lleva fatal tener que dar la cara y aparecer en
actos públicos como concejal. De hecho, es otras de las cosas que sus
compañeros no veían bien, unos dando la cara y arrimando el hombro y otras no.
Pero Almudena ha tomado esa postura por iniciativa propia y porque se lo ha
autorizado el alcalde. Con ir a los plenos para no perder las votaciones, es
más que suficiente, pero en la práctica es una concejala fantasma. Y en mi
opinión es una lástima, porque es una mujer muy válida y cuyo criterio
probablemente sería beneficioso que se tuviera en cuenta. Pero, ¿para qué? Con
una opinión, la opinión del líder supremo, es más que suficiente.
Pasando a analizar el pleno donde se
hicieron efectivas las dimisiones, habría que detenerse en varios momentos. Maroto
dejó bien claras varias cosas, la primera es que si Juan y Esther habían
llegado a ser concejales era por él, porque él personalmente se lo propuso en
su día, quizás dando a entender que le tienen que estar agradecido. Algo que
ninguno manifestó.
Y la frase textual del alcalde
agradeciendo a los dos que dejen paso a otros compañeros "que tengan más tiempo
y disposición para trabajar por Nava", les tuvo que sentar, a los dos, a rayos.
Pero por favor, si uno de los motivos por los que se van es precisamente por
eso, porque este señor no les deja trabajar, deja que otros hagan y deshagan a su antojo y no da el más mínimo margen para
ejercer la representación municipal a las personas que los votantes han elegido.
Porque Maroto tiene que ser consciente
de que si ha vuelto a ser alcalde se debe a dos motivos principales: el
desgaste del Partido popular y sus compañeros de candidatura. ¿Qué han visto
los votantes en él que no hayan visto en ocho años? Nada. Y llega al poder y lo
primero que hace es ningunear a dos de los que le han llevado de nuevo a la
alcaldía.
Y otra cosa, ¿cómo tuvieron que sentirse tanto
Juan como Esther ante esa defensa que hace Maroto de los genes naveros como
forma de atacar al rival político? Ninguno es nacido ni criado en Nava, como Almudena
y varios concejales más de ambos partidos ¡Qué falta de tacto! Si uno de los
dos hubiera osado aspirar a sucederle como candidato socialista, Maroto habría
puesto el grito en el cielo aduciendo que no son de Nava. No tienen ocho
apellidos naveros para estar orgullosos. Aunque el hecho de tenerlos, en algunos
casos no sea sinónimo de mucha honradez familiar…
¿Y la responsabilidad de la dirección
provincial de Segovia del PSOE?, que se piensan que este señor tiene muchos
apoyos en Nava y no saben que esos
apoyos cada vez son menos y que la victoria de las municipales les llegó
por los votos de peperos desencantados y por los círculos de esos concejales
que ahora le están abandonando. ¡Qué error tuvieron los de Podemos de Nava con
no presentarse a las municipales! 300 votantes de Podemos en Nava ¡300! Habrían
sacado varios concejales y ahora serían decisivos para evitar situaciones
vergonzosas como esta crisis municipal. Fueron 300 votos que convirtieron a
Maroto en alcalde y que pocos meses
después dejaron hacer al PSOE en Nava, el más absoluto de los ridículos con los
resultados de las generales.
Y yo me pregunto. ¿Y ahora qué?
En un pueblo, estos hechos les van a
pasar factura. La política rural es muy puñetera porque además de compartir
compañeros políticos, comparten amistades y el mismo que les dio todo,
probablemente se lo quite. No de un plumazo, porque hay que guardar las apariencias
y todavía se les verá juntos en algún premio poético, alguna caña perdida y… ¡Y
deja que pase el tiempo! Y aquí es donde tenéis que ser fuertes, Juan y Esther,
porque si seguramente ya os ha atacado a nivel personal para molestaros, para
perjudicaros y que abandonéis, en breve lo volverá a hacer. ¡Y eso se llama
rencor! Porque con vuestra dimisión habéis dejado bien claro que este hombre
pasa por encima de quien haga falta. ¡Atentos a esto los que quedáis!
Quizás nunca nos enteremos de los
detalles concretos, pero esta crisis ha dañado y mucho tanto a la imagen del
PSOE como a la del propio alcalde. Y me duele que los concejales que han dimitido
se sientan culpables de ello ¡ No Esther, no Juan! Habéis hecho lo que habéis
podido, la única opción que os ha dejado y no sois responsables de nada, porque
si hay un culpable, tiene nombre y apellidos y vosotros y el pueblo entero sabe
que ese nombre es: JUAN JOSÉ MAROTO SÁEZ.